El Supervisor Operativo |
El éxito o fracaso de un
supervisor de campo está ligado a su preparación para afrontar dicha función.
En un artículo anterior “Gestión Eficaz de la Seguridad y Salud Ocupacional”,
se había citado ciertas habilidades básicas que debe desarrollar el personal
que desempeña una función en esta área de trabajo, estableciendo dichas
habilidades para tres niveles que generalmente se presentan en una estructura
organizacional mediana.
Como se puede ver en el
gráfico 1, en los inspectores (personal de campo) destacan más las habilidades
técnicas y las relaciones humanas, es decir conocimiento de procesos, barreras
de control de peligros y riesgos inherentes a cada actividad y las habilidades
para dirigir colaboradores o equipos de trabajo, mientras que las habilidades
administrativas tienen menor relevancia, totalmente contrarias a un nivel
Gerencial.
Para conocer más acerca del supervisor,
es importante identificar su etimología. La palabra supervisor, la cual tiene
raíces en el latín cuyo significado es, “el que mira por encima”, se aplicó
originalmente al maestro de un grupo de artesanos.
El supervisor actual,
llámese capataz, inspector, supervisor operativo, debe ser un planeador por
excelencia, enérgico dirigente de personas, lleno de ingenio y un mediador
entre su inmediato superior que fija las políticas por un lado y los colaboradores
por el otro, pero sobre todo hábil para comunicarse con los trabajadores,
identificar y entender sus necesidades y motivaciones.
El Supervisor Operativo |
Muchas características
personales hacen a un supervisor operativo, pero sobre todo dos cualidades
deben ser desarrolladas. La primera cualidad, el liderazgo que debe ser
demostrado a través del ejemplo y compromiso. Exigir el cumplimiento de normas
de trabajo debe realizarse en base al ejemplo, es difícil que un supervisor
exija cumplimiento si es el primero en vulnerar una norma. El supervisor debe
ser el reflejo de lo que se busca en un colaborador. La segunda cualidad está
orientada a llevarse bien con las personas. En este sentido, el abordaje, con
un trato cordial y respetuoso con los trabajadores, es un paso inicial sin
dejar de lado la expresión de una orden con tono enérgico. La resolución de
conflictos en base a principios de justicia y participación de los
trabajadores, son aspectos que con el tiempo se traducen en respeto a un
supervisor.
¿Por qué fracasan los supervisores?
La experiencia dice que
existen tres factores que hacen que un supervisor fracase en el ejercicio de
sus funciones:
La soberbia, es un
comportamiento que hace que los supervisores tomen decisiones sin aceptar
sugerencias, él es el supervisor, él que sabe y conoce más, es quien toma las
decisiones, este tipo de comportamiento provoca una reacción negativa en los
trabajadores. Con el tiempo este tipo de comportamiento se vuelve insostenible
y desde luego si el equipo falla, es porque el líder falla.
La falta de conocimiento
administrativo. Hoy en día un supervisor debe tener un dominio pleno de herramientas
tecnológicas para ser más eficiente en el desempeño de sus funciones, pues todo
evoluciona y las compañías actuales así lo demandan, manejo de sistemas de
gestión, manejo de archivo, software (aplicaciones) e internet entre otros, son herramientas
de conocimiento básico de un supervisor.
La falta de experiencia, es
otro factor que también hace que los supervisores fallen en su intento. En nuestro
medio, la mayoría de las compañías contratan profesionales egresados para
ejercer funciones de supervisor, situación que es bueno; lo malo es que estos
profesionales inexpertos no tienen un entrenamiento adecuado, situación que
puede llevar a tomar decisiones y/o comportamientos inadecuados.
Un supervisor, debe ser una
persona, debe ser un profesional (no necesariamente en una universidad), capaz
de resolver problemas de índole técnico y conflictos interpersonales. Identificar y
analizar problemas, son la base para la resolución de los mismos y esto se
puede lograr a través de la investigación y la investigación genera conocimiento.
Recuerda
siempre “La duda es la senda de la investigación” y la investigación genera
conocimiento y el conocimiento genera cambio.
Buen artículo
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